La tormenta

 

Es un día extraño. La electricidad eriza la piel. Después de tres horas y media de una noche en que el cielo se ha rasgado en relámpagos, vamos a enterrar a la esposa del diácono.

Cariño

El balde huele mal, pero no puede hacerse de otro. Huele a rancio. Demasiado tiempo lavando en él las mantas de su creatura, herencia de su madre y de su abuela. Tenía 120 años y la inteligencia de un crío de 4. Decía palabras como «no», «sí», «mamá», «te quiero», «Poly quiere comer» y la miraba con aquellos ojos que esperaban todo de ella.

El reloj

Usaba un reloj a cuerda que pidió para su cumpleaños. A veces olvidaba darle vueltas a la manillita y debía ponerlo a la hora según la posición del sol y luego esperar el paso de algún peregrino para comprobar que estaba en lo correcto.

Precaución

Doquiera se moviera en la ciudad su cabeza planeaba la fuga a las alturas; prestaba atención a la estructura del edificio de turno y a las puertas de salida con que contaba; sacaba la cuenta de los minutos que demoraría en alcanzar la cumbre del cerro más cercano. No admitirá que siente pánico de bajar al plan, al lado de la bahía, porque puede ocurrir un maremoto. No es paranoia , dice, es precaución.

Hibernar

El invierno me inactiva. Como a las tortugas. Si pudiera hibernar como ellas, lo haría aunque fuese sólo por un par de semanas. A veces, escribir es como hibernar. Uno se mantiene en status quo mientras llena la página de palabras, sin comer, sin moverse a excepción de la mano que sostiene la pluma, hasta que llega la noche sin apenas darte cuenta. El mundo se mueve y le pasan cosas mientras escribo. Por eso a veces dejo de hacerlo, por temor a que cuando termine, el mundo haya acabado allá afuera.

El cuarto

Cuando iba de visita a la casa que fue de la abuela, ocupaba la habitación al final del pasillo. Había libros inútiles por todas partes y el polvo en las sábanas picaba la piel.

Invitación

Hace un tiempo anuncié que iba a publicar mi libro de cuentos cortos «La Pena» a través de la Editorial Puerto de Escape. Pues, ha llegado el momento: el jueves 21 de Abril a las 19:00 horas en el Foyer del Teatro Municipal de Viña del Mar, dentro del marco del cuarto ciclo de Literatura Fantástica Chilena, se hará la presentación del libro. Quisiera invitar a todos quienes gustan de este tipo de literatura (y a los que no también), a amigos y familia, para que me acompañen en este momento tan importante para mí. ¡Es mi primer libro! Habrá ejemplares a la venta. Desde ya, agradezco la asistencia y el apoyo.

No estoy enamorada

No es una idea profunda y romántica. Es sólo que cuando veo a su hijo, el mayor, se me revuelven las hormonas. Serán sus piernas arqueadas tal vez, o su cabello negro con patillas entrecanas o el hecho de que conduce una moto y cuando entra en «Mermedo» a comprar el pan, lleva el casco colgando del brazo. El asunto es que me gusta su hijo, el de la cara porfiada y aire de macho. Pero, por favor, no piense mal; no estoy enamorada de él.

¿Será así?

Cuando yo sea viejita ¿calzaré zapatones de cordones y me pondré medias pantys gruesas en plena primavera? ¿y me quedaré dormida en el sillón leyendo el diario que luego mis sobrinos retirarán con sigilo de sobre mis faldas sin que me entere?

Ceguera

Estaba segura de que, a pesar de tenerla frente a frente, su amiga no vería en ella, a través de la niebla de sus cataratas, los ojos humedecidos por la pena.

Bichos

La primera vez que vio un bicho, no supo que lo era hasta meses después cuando alguien se lo explicó. Parecía una criatura sacada de esas antiguas películas de ciencia ficción que pasaban en la televisión abierta cuando ella era una niña; medía casi el alto de la puerta del salón, tenía ojos saltones y ampollas del tamaño de una naranja repartidas por todo el cuerpo. Desde entonces los ha visto con cuernos enroscados hacia atrás de la cabeza, con alas, con cuerpo negro como el petróleo o amorfo semejante al de un pulpo.